Aunque todo el mundo hable de Transformación Digital, es solo una impresión, realmente del conjunto de empresas españolas, la inmensa mayoría ni se entera.
Una de las razones por la que poca gente presta atención a la transformación digital (o en términos realmente serios) es porque nos encanta engañarnos a nosotros mismos.

La mejor excusa es: «En mi negocio la transformación digital no va a llegar nunca, por que es un sector muy asentado».
«En mi negocio la transformación digital no va a llegar nunca, porque es un sector muy asentado.» : Falso.
El nivel de auto engaño es asombroso. Cuando hablo con pequeños y grandes empresarios, su manera de reafirmarse es contraatacar y preguntarme: «A ver, ¿cómo puede venir un actor disruptivo a reventar mi negocio?» Obviamente, si conocer si su negocio en profundidad, no puedo dar una respuesta convincente, lo cual reafirma su error. (La verdad es que si supiera cómo reventar su negocio, o bien, no sería el único en saberlo, o bien, no se lo diría para ser yo quien lo reventara).
Por tanto, debemos ser modestos, y hacer un análisis de hasta qué punto somos vulnerables a un actor disruptivo.
Una de las variables que debemos analizar es la dependencia de nuestro modelo de negocio del mundo físico.
A mayor dependencia del mundo físico, menor impacto del mundo digital.
A mayor dependencia del mundo físico, menor impacto del mundo digital.
Pero mucho cuidado. Debemos saber analizar muy bien si realmente nuestro modelo es realmente dependiente o no. Es más, lo importante no es el modelo de negocio en sí, sino si la propuesta de valor que subyace es dependiente o no al mundo físico.
Por ejemplo, qué más físico que un Hotel… puedes digitalizar la venta hace tiempo que están en esa guerra. Pero cuando alguien “servifica” el alquiler entre particulares (AirBnB) pasamos de tener competencia de precios entre actores habituales del sector donde todos jugamos con las mismas reglas y donde quizás la ventaja de precio viene por nuestra optimización en los procesos, y competir con otros que juegan a otro juego con otras reglas… ¿qué hacemos? ¿Protestamos? ¿Una huelga que solo perjudica nuestros usuarios? Mejor, hagamos algo novedoso: unirnos para promulgar una legislación que prohíba lo que los clientes están demandando…
Nuestro problema es que por ahí hay un montón de chavales que con una conexión a internet, un manual de programación, y con una idea simple, y sobre todo sin prejuicios, son capaces de reventar todo un negocio establecido durante décadas (siempre los ha habido, por otra parte).
Pero ¿cómo podemos protegernos? Al menos de las siguientes formas:
- Estar atentos a los cambios del entorno.
- Estás metido en los circuitos de innovación.
- Tomar en serio a las ideas innovadoras que surjan dentro de la empresa. ¿cuántas empresas han surgido del seno de otras que nunca vieron el potencial? ¿cuántas veces hemos visto que no se hace caso a los dentro, pero sí a los de fuera? ¿cuánto talento y conocimiento se desaprovecha por dar «gasolina» a las ideas?
- Fomentar o al menos inspeccionar nuevas líneas de negocio realmente disruptivas desde dentro de la empresa. Si desterramos la ideas subconsciente de que nuestro modelo de negocio es inmutable (es tan común que nos damos ni cuenta), podremos tener la mente abierta para pivotar en modelos paralelos, tangenciales y colaterales.
- Estar siempre al acecho de comprar alguna pequeña empresa innovadora del sector, que aunque realmente no tengamos intención o dinero, estaremos en el circuito de inspección y adquisición de conocimiento.
- Mirar fuera de España. Fuera pasan muchas cosas, sobre todo en grandes centros de innovación: San Francisco (Sillicon Valley), Londres, Berlín, Hong Kong, Tokio…
- Sobre todo, estar atento a los deseos de los clientes, a base de hablar con ellos, de estudiar su comportamiento, sus deseos, su evolución cultural, el cómo vienen los jóvenes que serán los futuros clientes, y si ya somos capaces de involucrar a los clientes en el diseño de nuestros productos o servicios, tendremos el camino medio hecho.